¿Somos unos FLOJOS? ¿Por qué?

¿Somos unos FLOJOS? ¿Por qué?

Notapor Capitan_Cuttle el Dom Feb 11, 2018 4:11 pm

Después de cosas como las de ayer, todos decimos que somos unos flojos. ¿Es realmente así? Y si lo es, ¿qué causas puede haber?

Yo sí creo que somos unos flojos, blandos, pusilánimes, no competitivos, o como se le quiera llamar. Y para mí la causa principal está en las tremendas lagunas que tenemos en los periodos de formación, principalmente en las categorías inferiores (pongamos que de 10 a 20 años, por generalizar).

Un jugador que llega al primer equipo con este tipo de carencias es prácticamente irrecuperable porque no se ha hecho el trabajo adecuado en su periodo de formación.

¿Tenemos entrenadores y formadores de este tipo en Zubieta? No lo sé, pero yo diría que no.

¿Tenemos a un Javier Expósito en Zubieta? No lo sé, pero yo diría que no.

La responsabilidad, la resistencia, la competitividad, la insatisfacción por lo conseguido, la ambición, el hábito de trabajo, el vivir la profesión como un verdadero profesional... no es algo que se adquiere sin aprendizaje previo, sino que se adquiere con tiempo y esfuerzo en el periodo de formación. Un jugador no se levanta un lunes y dice: "como esta semana jugamos en el Bernabeu, Nou Camp... voy a ser un animal competitivo". Y ya lo es...

Esto no funciona así. Esto se tiene (salvo personalidades muy excepcionales por su autoexigencia) porque se ha trabajado durante mucho tiempo y se ha interiorizado, o no se tiene y se va trampeando, que es lo que comúnmente ocurre, y desde luego, ocurre en nuestro querido equipo.

Nosotros nunca podremos competir en talento ni calidad con las grandes constelaciones de estrellas que son muchos equipos del fútbol actual contra los que nos enfrentamos. Por ello, tendremos que oponer otras cosas a las que sí podemos acceder, con un trabajo previo de hormiguita y mucho esfuerzo, sabiendo que incluso estos valores tendrán que inclinarse en muchas ocasiones ante la avalancha de juego y talento de los otros. Pero jamás dando un espectáculo tan bochornoso como el de ayer, y por cierto, el de los últimos muchos años en escenarios semejantes. Que lo de ayer no es un accidente aislado y por tanto disculpable.

Aprender y mejorar cuesta. A veces mucho y no todo el mundo vale. Para empezar, no vale el que no quiere esforzarse en mejorar y prepararse. Luego hay actitudes y hábitos que pueden parecer cosas intrascendentes, pero que contribuyen a fortalecer el carácter. A forjar el andamiaje sobre el cual edificar los frutos del talento que, eso sí, sólo tienen unos pocos (y a veces tendremos más, y a veces, menos).

Con estos hábitos interiorizados, el talentoso será más responsable y trabajador y por tanto estará más predispuesto a ser mejor en su profesión. Y el menos talentoso, al menos tendrá el hábito de trabajar otras facetas del juego, que en conjunción con compañeros más talentosos, permitirán un mayor rendimiento global. Y desde luego, se competirá (palabra tan de moda) en cualquier escenario, incluso en los más adversos. Primero porque llevaremos los deberes hechos (en esto consiste la responsabilidad) y nos afectarán menos los factores que no dependen de nosotros (en esto consiste la resistencia, o la resiliencia).

Las diferencias son cada vez mayores en los equipos con más posibilidades económicas, y los que menos. Eran menores en tiempos de la Real campeona, forjada por Javier Expósito, y el Real Madrid, por ceñirnos al ejemplo de ayer. El contexto no era el mismo, cierto, y la generación de talento de aquellos años es probablemente irrepetible. Pero no nos podemos quedar con esta explicación sin ir un poco más allá, salvo que queramos pecar de conformismo. Y de esto ya tenemos bastante, me temo.

Todos los miembros de aquella Real campeona coinciden absolutamente en señalar un factor común en su formación que les marcó decisivamente para el resto de sus carreras, casi todas muy exitosas: Javier Expósito y sus enseñanzas, que más allá de futbolísticas (que también), incidían poderosamente en el carácter, los hábitos y en definitiva, la forma de conducirse en la profesión y en la vida. Evidentemente, a su figura hay que añadir que en el club se le permitía esta forma de formar a los jugadores que en el futuro iban a ser profesionales. No sé si esta permisividad era consciente, o que salió así sin más, pero creo que este factor fue el que fue y ahora nos falta algo parecido.

Es cierto que la sociedad no ayuda a este tipo de enseñanzas, todos lo vemos con nuestros propios hijos, sobrinos... Pero yo veo deportistas de otras disciplinas como atletas, ciclistas, incluso tenistas, y veo que viven en la misma sociedad, en ocasiones provenientes de entornos muy acomodados. Entonces infiero que este tipo de preparación es posible.

En resumen: esta flojera endémica que vemos en nuestros jugadores desde hace mucho tiempo no se puede arreglar de un día para otro, ni trayendo otro entrenador ni aplicando otras medidas circunstanciales, porque el problema es de raíz y por tanto estructural. O al menos, yo así lo veo.

Es necesario un trabajo constante y dirigido a la formación del carácter (y con ello englobo todo lo anterior) desde edades muy tempranas, y que facilite las herramientas para competir en una disciplina global y muy exigente como es el fútbol actual, con menos cartas que otros. Sobre esta base, además de la formación futbolística con el talento y condiciones que en cada momento o generación se tenga, se conseguirán más o menos éxitos... pero sin esta base como punto de partida, el talento y las condiciones se desperdiciarán o se agotarán en empresas menores.

Vuelvo a lo de antes:

¿Tenemos entrenadores y formadores de este tipo en Zubieta? No lo sé, pero yo diría que no.

¿Tenemos a un Javier Expósito en Zubieta? No lo sé, pero yo diría que no.

¿Tenemos lo que nos merecemos? Probablemente, sí.

Capitan Cuttle.
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