Según las informaciones que vamos leyendo a la hora de las renovaciones de los jugadores, una parte importante de sus emolumentos son variables en función de su rendimiento deportivo ( clasificación se entiende).
Es lo que, entre otras cosas, parece que animó a iñigo a largarse, viendo que una mala temporada aqui ampliaba el diferencial con la oferta del vecino.
La especie de revolución que parece que vivimos desde mediados de enero puede tener fundamento en que los que se juegan las habichuelas le han dicho al mister que asi no vamos a ninguna parte y que pasan a jugar como ellos lo ven más factible para ganar. El otro, depués de 4 meses de confianza y perseverancia a callar y a agachar la cabeza, que con las cosas de comer no se juega.