La Torre de Babel (de la saga de El Arca de Noé)

La Torre de Babel (de la saga de El Arca de Noé)

Notapor dick-turpin el Vie Feb 01, 2019 2:27 pm

La desnaturalización que viene padeciendo la ciudad de Donosti, especialmente en el último siglo, está adquiriendo unos tintes dramáticos para su identidad y, en consecuencia, para su supervivencia como esa ciudad cómoda y acogedora en que todos nos conocíamos y que nos enamoró.
Casi todo sucedió porque, obviando nuestras limitaciones, nos lanzamos a plagiar a los “modernos”, convirtiéndola en una fotocopia de otras muchas cuyo modelo ya se había demostrado inservible. Sin ir más lejos, bástenos recordar cómo terminamos hace poco más de dos siglos cuando decidimos afrancesarnos, encandilados por su revolución: pasto de las llamas.

Desde entonces han sido tantos los atropellos a nuestra idiosincrasia que un visitante imaginario que no conociera nada de nuestra ciudad y arribara por primera vez no podría ni imaginar que se encontraría en la capital de Gipuzkoa.
Hasta tal punto ha llegado el problema que hoy en día una gran cantidad de símbolos donostiarras son foráneos y no pintan nada aquí, entre otras razones porque están realizados por artistas ¿? que cobraron ladedios y no marcaron diferencias con otros locales que, de haber disfrutado de las merecidas oportunidades que se les negaron por priorizar a aquellos, lo habrían hecho tan bien o mejor y, sobre todo, con mayor dedicación y cariño.
Pasamos a relacionar algunos por orden alfabético.

Barandilla de la Concha. Realizada en la actualidad por Fundiciones Infiesta S.A. (Gijón). Demencial.
Castillo de la Mota. En 1194 Sancho VII el Fuerte (Tudela) manda amurallar y construir el castillo. Dantesco.
Edificio del Ayuntamiento. Arquitectos Adolfo Morales de los Ríos Garcia de Pimentel (Sevilla) y Luis Aladrén Mendivil (Zaragoza). Kafkiano.
Estatua del Sagrado Corazón de Urgull. Escultor Federico Coullant-Valera Mendigutia (Madrid). Grotesco.
Jardines de Alderdi Eder. (Cristina Enea, Plaza de Gipuzkoa,…). Jardinero Pierre “Ducasse” Ducassou y Perès (Lahonce). Se trata de tamarices (arbustos de zonas secas de Europa y África), pero se les llama tamarindos (árboles tropicales) porque el nombre suena más exótico. Ridículo.
Palacio de Miramar. Ralph Selden Wornum (Londres). Espeluznante.
Palacio del Kursaal. Arquitecto Rafael Moneo (Tudela). Catastrófico.
Puente de la Zurriola. Ingeniero José Eugenio Ribera Dutaste (Lisboa). Hecatómbico.
Puente de María Cristina. Arquitecto Antonio Palacios Ramilo (Porriño). Escultor Angel Garcia Díaz (Madrid). Cataclísmico.
Incluso las vestimentas de los protagonistas de nuestras fiestas populares son importadas, así los uniformes napoleónicos de los tamborreros (Francia) o los ropajes de los caldereros (Hungría). Apocalíptico.

El estropicio ha llegado a tal extremo que los donostiarras, hartos de esta política de destrucción de valores propios e identitarios llevan tiempo abandonando la localidad.
Es comprobable que, a diferencia de otras capitales de tamaño similar, la nuestra se mantiene en cifras de población similares desde hace muchos decenios. Y no disminuyen por la llegada cada vez mayor de propietarios de segunda vivienda (los antiguos veraneantes).
Los jóvenes donostiarras ya no sienten la ciudad como suya y ese es el motivo –no el paro o el precio de la vivienda- por el que se van, como he hecho yo mismo, hastiado de colaborar con mi dinero en tamaña tropelía.
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