Para mí... el sábado por la noche se produjo la última y residual derrota del CARLISMO. Si todavía quedaba un minúsculo resquicio de los herederos del pretendiente don Carlos , éste podía permanecer vivo tan sólo en un mundo: el del deporte. El viejo orden, la sociedad estamental, la autarquía y el proteccionismo habían desaparecido para siempre mucho antes, en el siglo XIX, en todos los órdenes de la sociedad excepto en uno. Pero dicen que las tragedias históricas, cuando se repiten, lo hacen a modo de comedia.
Yo el sábado vi a dos ejércitos en un terreno de juego. La batalla comenzaba bajo un diluvio universal. Ya se sabe... la lluvia en Sevilla es una maravilla. Para los visionarios, uno de los ejércitos representaba la modernidad, la apertura, la multiculturalidad; el otro defendía el Antiguo Régimen, el pasado... la guerrilla.
Al final de la batalla el Cura Santa Cruz reconocía noblemente su derrota, pese a no estar allí. El rey coronaba al ejército vencedor. Los dos generales aceptaban el futuro.
El abrazo de VERGARA se reproducía también.... Esta vez en la CARTUJA.