¿Por qué se ha descartado la biometanización y compostaje?
En primer lugar hay que tener en cuenta que una planta de compostaje en primer lugar debe tener salida para el compost, y eso esta siendo dificil por ejemplo en Castilla y León debido a que la calidad y el precio no merecen la pena frente a otras técnicas de abono. Por otra parte, sería dificil pensar que los baserritarras de Gipuzkoa vayan a comprar todo este compost que generaría la planta.
Por eso la tendencia actual de las plantas más modernas para el tratamiento de residuos va encaminada a combinar biometanización con compostaje, y más aún a eliminar el porcentaje de compostaje con el objetivo a que sólo se produzca biometanización.
El problema es que para realizar una biometanización efectiva hay que realizarla por vía húmeda. Esto implica unas instalaciones y tecnología que está en constante evolución y no hay demasiada experiencia.
En su momento se descarto esta técnica para Gipuzkoa porque no había ninguna referencia de plantas de biometanización para esta capacidad en Europa. No obstante, en los últimos 4 años ha habido un boom importante de este tipo de plantas, que se refleja en la reciente planta de Biometanización y Compostaje de San Román de la Vega en León, la futura planta de Biometanización de Salamanca, la planta de biometanización y compostaje de Ávila, o la futura planta de Biometanización y Compostaje (en contrucción) de Vitoria.
Entrando en cifras, una planta de biometanización y compostaje requiere del orden de la mitad de inversión que una incineradora, pero necesita el doble de superficie (que en Gipuzkoa no es precisamente fácil encontrar).
Por otra parte, la amortización de una incineradora puede ser más fácil debido a que esta produciría electricidad con una potencia del orden de 20 MVA frente a 2 MVA máximo que dispondría una planta de biometanización.
En definitiva, la decisión es más de euros que de medioambiente o de técnica.