por jsalaberria el Jue Feb 18, 2016 9:56 am
Rufus;
Otro punto de vista;
La economía norteamericana vivió una etapa de crecimiento a partir de la segunda mitad de los años 90. Aquellos Rubinomics (en alusión al vicesecretario del Tesoro de Clinton; Robert Rubin) que no eran sino políticas económicas que proponían el aumento del valor de las acciones, que disminuyera el desempleo, que aumentara el valor de las acciones así como de otros activos, potenciar el incremento de la productividad, la defensa de un dólar fuerte, promocionar unos bajos aranceles y una apertura de los mercados así como intervenir de forma decidida apoyando economías emergentes en crisis.
Todas estas políticas basaron su éxito en la consecución de un superavit presupuestario
Que posibilitó por un lado la bajada de los intereses, y por otro ayudó a aumentar la confianza de consumidores y empresarios, y esto, en definitiva, anima la inversión. En definitiva se obtuvieron unos niveles de prosperidad, crecimiento económico y de productividad, asi como mejoras generalizadas en los niveles de renta casi sin precendentes.
Estas políticas demostraron que el estado de las finanzas públicas tiene un impacto muy importante en la confianza de los actores económicos ya que cuando los mercados pierden confianza en cómo la Administración controla el déficit, los inversores exigirán intereses más altos por el dinero que prestan al gobierno. Prima de riego ¿no?
Con Reagan y H. W. Bush de presidentes (1981 – 1992), el déficit público llegó al 3.75% del PIB y el gasto público hasta un 22% del PIB. Los intereses se plantaron en un 4%. Con Clinton, a lo largo de los 90 se alcanzaron superavits presupuestrarios, l gasto público bajó al 19% del PIB. Y los intereses al 2%.
El triunfo de George W. Bush en 2000 supuso para muchos un gran deterioro del equilibrio presupuestario del país porque los objetivos primordiales del programa electoral de Bush como la bajada de los impuestos, el aumento de gasto público en áreas como educación y defensa, así como la desregulación e implementación de políticas que satisfaciesen las demandas de los principales grupos económicos que apoyaron su elección supusieron un desequilibrio presupuestario de envergadura.
Asistimos a tres bajadas de impuestos, que representaron más de 2.000.000 millones de dólares y erosionaron significativamente las bases fiscales del sistema, y un aumento importante del gasto público (por ejemplo, el Congreso llegó a aprobar una ampliación del programa Medicare para toda la década del 2000)) y de defensa (marcado por dos guerras). El resultado económico de estos años no pudo ser más desalentador. En tres años el desempleo pasó del 4 al 6%, la Bolsa cayó un 30%, el déficit comercial se disparó y alcanzó nuevos récords, se entró en un déficit, que en 2004 alcanzó los 500,000 millones de dólares, el mayor de la historia.
Las causas de este descalabro son discutibles. Robert Stiglitz, premio Nobel de Economía argumentó que aunque Bush con sus desastrosas políticas empeoró la situación, los problemas de la economía de EE.UU. se empezaron a gestar en los tiempos de Clinton (para el cual Stiglitz trabajó en el Consejo de Asesores Económicos). Stiglitz atribuía a la desregulación del sector financiero que facilitó la explosión de crédito e inversion el boom económico de los 90, y no tanto a los Rubimomics.
Stiglitz criticaba que prevalecieran los intereses particulares frente al interés general, la perspectiva dogmática en la reducción del déficit a costa de otro tipo de programas que posibiliatban resolver desequilibrios sociales o inversiones que fomentan el crecimiento futuro, la implementación de políticas de desregulación, el exacerbada confianza en los valores de libre mercado por encima de la defensa del papel clave de los gobiernos. Clinton llegó a decir que la era de los grandes gobiernos se ha terminado (coño ya estaban pensando en el TTIP), la confianza ciega en Wall Street, la falta transparencia y de control en las prácticas contables de las empresas, y la generalización de las opciones sobre acciones (stock options). Así que en los gobiernos de Clinton tampoco se hicieron bien las cosas.
Paul O´Neill que fue Secretario del Tesoro, con Bush llegó a decir que un factor fundamental para comprender el problema fue la primacía tanto de factores políticos como ideológicos supeditados interés último de conseguir la reelección de Bush. En este contexto no se firmó el Tratado de Kyoto, así como las bajadas de impuestos o, incluso, la imposición de aranceles al acero se explica claramente en clave de búsqueda de votos en estados que pueden desequilibrar la balanza en las elecciones presidenciales del 2004. Estas decisiones carecían de fundamentos económicos y en ausencia de soporte empírico.
Siempre ha sido así, esté quien este en el gobierno, republicano o demócrata, Rufus. Fíjate, en 1992, cuando H.W. Bush estaba inmerso en su reelección, el desempleo, la inflación y el déficit habían subido, y esto fue una de las bases argumentativas del candidato Clinton para ganar las elecciones, y eso que se acaba de dar la brillante victoria militar de la Guerra del Golfo. Aquel famoso “read my lips” de H.W. Bush condensaba el no cumplimiento de su promesa de no subir los impuestos para reducir el déficit y esto no se lo perdonaron los sectores más conservadores que lo consideraron una traición ( su hijo tuvo esta lección muy aprendida
Otro factor importante a tener en cuenta es el problema de que las bajadas de impuestos de Bush favorecían fundamentalmente a los ricos, muy palpable en la reduccion de los impuestos de sucesión y los de beneficios de capital y dividendos. Un dato Rufus; Hacía el año 2004 unos 250.000 americanos que declaran más de un millón de dólares de renta recibieron los mismos dividendos que los 132 millones que declaran ingresos que no superaban los 100.000 dólares). Estarás de acuerdo que endeudarse en clave de futuro y si es una deuda productoiva tiene sentido, sino no.
Recupero la idea de déficit presupuestario y prima de riesgo ya que el déficit presupuestario exige que un gobierno se endeude para financiarlo. Y este endeudamiento supone un aumento de los intereses, y esto, en definitiva tiene un efecto negativo en la inversión y el crecimiento.
En 2004 los niveles de ahorro en EE.UU estaban cerca de un 6% del PIB, y esto hizo imprescindible seguir tomando prestado de otros países (EE.UU. en aquel momento era el país más endeudado del mundo). Ahora añadale el elevado déficit externo en la balanza comercial el 33% del PIB), tenemos, a modo de conclusión que la economía norteamericana era, y sigue siendo, excesivamente dependiente de las políticas y decisiones de sus gobiernos. Hecho que no es que sea negativo pero que en el caso de EEUU está fuertemente ligado a intereses de lobbys económicos.
Un saludo
Un fantasma recorre Europa: el fantasma de la ausencia de alternativas.
Zygmun Bauman.