Cada vez mas veces uno tiene la impresión negativa de que esto que llamamos España tenga solución en sus problemas históricos. A estas alturas se puede decir que algunos o no entienden nada de lo que viene pasando o su hacer es manipulación profesional. ¿De verdad que no se entiende que no todos los símbolos son respetables, como tampoco todas las ideas son respetables?. La gente de orden, del orden, cuando no sabe como argumentar la defensa de un orden injusto acude al mantra de “el respeto debido”. Es una constante. La palabra respeto se convierte en estribillo para defender lo injusto. Pues no, se debe respetar lo respetable pero no se debe respetar lo injusto ni se deben respetar las ideas no democráticas. Como parece obvio. Pues en esta confusión general se llama hipócritas a los que reclaman sus símbolos democráticos pero no respetan los símbolos de otros. Con estos planteamientos tan brutos ¿cómo se van a solucionar los graves problemas de España?. Hasta a un niño se le ocurriría preguntar : ¿el símbolo de la estelada prohíbe, o tiene capacidad de prohibir, algo de la ideología que manifiesta la simbología española?. ¿La ideología que subyace en la simbología española prohíbe, o tiene capacidad de prohibir, mucho de lo que está detrás de la simbología de la estelada?. La respuesta es obvia. Por lo tanto, una es una simbología reivindicativa de prácticas democráticas, y la otra es una simbología que representa represión de prácticas democráticas. Por lo tanto, comparar las dos simbologías como merecedoras de respeto es una cuestión de brutos mentales. Por no citar que la simbología española resulta que es heredera por imposición de un régimen fascista. Y por no citar que el último himno español legítimo corresponde al de la II República española y no al impuesto, por mucho que haya pasado por un referéndum dentro de una constitución, ya que no existía alternativa a ese referéndum y por lo tanto es cuestionable su garantía democrática. Sin alternativas no existe democracia. En definitiva, que como perduran todavía tufillos de mentalidades franquistas, no es fácil ser optimista sobre un cambio real en España. Mucho más si encima se utiliza el escándalo de prohibición de símbolos catalanes para tapar oportunamente otros escándalos propios de robo de dineros públicos de forma general y continuada. “Nosotros robaremos, pero somos patriotas españoles. Vótenos a los patriotas”. Y los españolitos van y votan a los patriotas, aunque se tengan que tapar las narices por el hedor, que las banderas y los himnos unen mucho.
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