El 18J que aún condiciona España

Debate sobre la situación política

El 18J que aún condiciona España

Notapor rikar el Lun Jul 18, 2016 11:01 am

DOCUMENTOS CTXT | ENTREVISTA A FRANCISCO FRANCO
"Triunfaré cueste lo que cueste"
JAY ALLEN

16 DE JULIO DE 2016
Acabo de llegar de Tetuán donde he tenido una entrevista sensacional con el general Francisco Franco, jefe de los rebeldes españoles. Salí de su caluroso cuartel general con dos convicciones: 1ª. Realmente cree que tiene todavía la posibilidad de dominar a la República. 2.ª Si considera posible el fracaso cercano tendrá la tentación de provocar un incidente internacional de la mayor gravedad.
A mi pregunta: ¿Ahora que el golpe ha fracasado en sus objetivos, por cuánto tiempo seguirá la matanza?
Contestó tranquilamente: ‘No habrá compromiso ni tregua, seguiré preparando mi avance hacia Madrid. Avanzaré —gritó—, tomaré la capital. Salvaré España del marxismo, cueste lo que cueste”.
Le pregunté si no había llegado el momento de los tablas.
Me miró con lo que creo era auténtica sorpresa y dijo: "No, no ha llegado. He tenido dificultades, la deserción de la flota fue un duro golpe, pero seguiré avanzando. Pronto, muy pronto, mis tropas habrán pacificado el país y todo eso (…) será pronto algo como una pesadilla”.
¿Eso significa que tendrá que matar a la mitad de España?
El general Franco sacudió la cabeza con sonrisa escéptica, pero dijo: “Repito, cueste lo que cueste (…)”
¿Qué haría su gobierno si venciera?
General Franco: "Yo establecería una dictadura militar y más tarde convocaría un plebiscito nacional para ver lo que el país quiere. Los españoles están cansados de política y de políticos (…)”.
¿Cómo consiguió usted colaborar con la República con aparente lealtad durante tanto tiempo? (Franco fue jefe de Estado Mayor en 1934 y 1935).
General Franco: “Colaboré realmente todo el tiempo en que pensé que la República representaba la voluntad popular”.
Y las elecciones de febrero, ¿no representaron la voluntad popular?
General Franco: “Los elecciones nunca la representan (…)”
¿Pero cómo va a pacificar España si la matanza sigue? ¿No teme que una guerra civil prolongada destruirá a la República, destruirá el Ejército y la Marina y dejará el camino abierto al comunismo?
General Franco: “No. Los ejércitos se forjan en la guerra. Esta es la lucha entre la España verdadera y los marxistas”
El jefe rebelde parecía cansado cuando se despidió. Al dejar el palacio vi a oficiales en mangas de camisa bebiendo jerez.
Necesité varios días para arreglar esta entrevista. Hasta hoy, el general Franco había dado solamente comunicados oficiales a la prensa. Tras mandarle una lista de preguntas, vía Algeciras, sonó el timbre de mi teléfono. El que llamaba era el oficial de Estado Mayor de Algeciras. "¿Le gustaría ver al general?", preguntó. Siguiendo sus instrucciones me dirigí a Tánger. Cuando llegué a la zona española, dos moros armados me detuvieron, y mi coche, incluido el neumático de repuesto, fue registrado. En la garita de la frontera, fascistas de camisa azul lo registraron de nuevo.
Después de esperar una hora, se me comunicó que podía ir a Tetuán con escolta. Antes de llegar al palacio del alto comisario en Tetuán fui cacheado dos veces. Después de esperar un rato en el elegante despacho del alto comisario, un hombre de poca estatura entró en la habitación. Era el general Franco, vestido de uniforme completo con fajín, con borlas rojo y amarillo.
Es asombrosamente pequeño (otro enano que quiere ser dictador). Sus ojos son amables, su nariz aguileña, sus manos y pies muy pequeños. Tendrá barriga muy pronto.
A los cuarenta y tres años es el general-niño de España. También fue el capitán más joven y el más joven teniente.
Es evidente que sus hombres le adoran.
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Artículo originalmente publicado en News Chronicle. Londres, 29 de julio de 1936.
AUTOR
Jay Allen
"La religión es un insulto a la dignidad humana. Siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión".
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Re: El 18J que aún condiciona España

Notapor rikar el Lun Jul 18, 2016 11:04 am

El imperdonable abandono de la República española

GILBERT GRELLET
17 DE JULIO DE 2016
En los días y semanas que siguieron al golpe de Estado desencadenado el 17 de julio, los tres grandes democracias occidentales --Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos-- se negaron a prestar su apoyo al gobierno elegido democráticamente en Madrid para sofocar el levantamiento militar. Fue un error imperdonable, que costaría muy caro al pueblo español, que tuvo que soportar casi cuarenta años de dictadura franquista. Fue también un gran error geopolítico, que presagiaba Múnich y abría el camino hacia la Segunda Guerra Mundial.
Ochenta años después de este fatal episodio, uno se queda atónito al constatar que el Gobierno francés del Front Populaire, dirigido por el socialista Léon Blum, abandonó a su suerte el Frente Popular español, a pesar de la petición de ayuda realizada el 19 de julio por el Gobierno de Giral. Después de una respuesta inicial favorable, Blum cambió rápidamente de opinión debido a los violentos ataques de la prensa francesa de derechas y a la reticencia de los radicales --sus aliados políticos-- del Ministerio de Asuntos Exteriores y, sobre todo, por las presiones del Gobierno de Londres.
A partir del 25 de julio, el Consejo de Ministros francés decidió no cumplir con el encargo oficial realizado por Madrid para suministrar aviones y armas. Ese mismo día fatídico, en el que todo cambió, Hitler accedió a enviar de manera urgente aviones para ayudar a cruzar el Estrecho de Gibraltar al ejército rebelde en África, tras una reunión celebrada en Bayreuth (Alemania) con emisarios enviados por Francisco Franco. Dos días más tarde, Benito Mussolini enviaba también aviones a los golpistas.
"Una pequeña intervención hubiera sido suficiente para que el Gobierno de Madrid ahogara el brote de rebelión", señaló, en su momento, el ministro francés de Educación, Jean Zay, partidario del apoyo del Frente Popular. Lo que ocurrió fue exactamente lo contrario: el ejército insurgente tomó una ventaja decisiva gracias a la ayuda inmediata y determinante de los aviones alemanes e italianos.
El resto de la historia de esta traición a la democracia española la conocemos de sobra. Después de constatar el apoyo otorgado a los rebeldes por Berlín y Roma, Blum se comprometió a entregar a Madrid algunos aviones a principios de agosto, antes de interrumpir por completo el suministro de armas el 8 de agosto --un verdadero embargo--, decisión englobada en el marco de una insólita política de “no intervención”.
Concebido por el Quai d'Orsay [Ministerio de Asuntos Exteriores] en París, aprobado por Londres y firmado por todos los países europeos, incluidos Alemania e Italia, el acuerdo de "no intervención" prohibía cualquier forma de asistencia a los contendientes en España. Fue una mascarada diplomática increíble, burlada por Hitler y Mussolini, que siguieron apoyando abiertamente a los rebeldes, mientras que los países democráticos negaron cualquier apoyo al bando republicano.
Con el pretexto de no interferir en un conflicto "interno", la "no intervención" equiparaba a un gobierno legal republicano con unos traidores militares golpistas, y constituía de hecho una "intervención" contra el Frente Popular, como señalaron el embajador español en París, Álvaro de Albornoz, y el jefe de la diplomacia española, Julio Álvarez del Vayo, en su famoso discurso ante la Sociedad de Naciones (SDN) en Ginebra el 25 de septiembre.
En este proceso, la responsabilidad moral y política del Gobierno Blum es innegable, pero la del Ejecutivo inglés no es menos abrumadora. Cegado por el anticomunismo, deseoso de evitar más conflictos en Europa y de "apaciguar" a Hitler, el gobierno conservador de Stanley Baldwin apenas ocultó su preferencia por los golpistas españoles. Londres puso en práctica una "maliciosa neutralidad" respecto al Frente Popular, tras convencer a Francia, muy comprometida con su alianza con Gran Bretaña, de no hacer nada.
Incluso Winston Churchill, desde fuera del gobierno, intervino directamente en las negociaciones con Blum --con el que mantenía buenas relaciones-- para convencerle de que era mejor que ganaran los militares que ver a los “comunistas” hacer la revolución y masacrar “a la burguesía”
Por su parte, la América aislacionista de Franklin Roosevelt aplicó de forma errónea el estricto principio de "neutralidad", y dejó que empresas privadas suministraran combustible y transporte a los golpistas. Además, Roosevelt, en medio de la campaña para su reelección en 1936, no quería ponerse en contra a la comunidad católica de Estados Unidos, indignada por las noticias de matanzas de religiosos en Cataluña y Aragón.
Sin embargo, el embajador de Estados Unidos que en ese momento estaba en España, Claude Bowers, era un personaje notable que no cesó de denunciar la "farsa" de la “no intervención” y que apoyó decididamente al Gobierno republicano, a diferencia de lo que hizo su homólogo inglés, Henry Chilton, ferviente partidario de los golpistas, que enviaba informes falsos a Londres sobre la situación en España.
Más allá de este imperdonable error político --no apoyar a un gobierno elegido democráticamente--, París, Londres y Washington cometieron un importante error geoestratégico al no reaccionar ante la ayuda proporcionada por los nazis alemanes y los fascistas italianos a los militares rebeldes españoles.
Ferviente pacifista, Blum no cesó de repetir que la “no intervención” pretendía evitar "una conflagración general" en Europa. En otras palabras, dejar que se desarrollara el conflicto en España para evitar la guerra en el continente. Una política equivocada, aprobada por los ingleses.
Sin embargo, incluso entonces, muchos políticos y partidarios de prestar ayuda a Madrid señalaron todo lo contrario: que el hecho de no intervenir en España traería una nueva guerra generalizada en Europa. “Ahora nos toca a nosotros, mañana seréis vosotros los que tengáis una guerra”, afirmó profética Dolores Ibarruri, la Pasionaria, en una gran concentración en París a principios de septiembre de 1936.
Y, de hecho, eso es lo que ocurrió como resultado de la ceguera y de la ingenuidad de las democracias frente a las amenazas y las mentiras totalitarias. El escandaloso abandono de la República española puso al descubierto la cobardía de estas democracias, dio alas a las agresiones de Hitler y Mussolini y permitió la formación y consolidación del Eje Roma-Berlín… Siguieron Múnich y la Guerra 1939-45.
En aquel imperdonable verano de 1936 se escribió el destino del pueblo español, sometido posteriormente a una despiadada dictadura. Pero también el de una Europa que se vio arrastrada a la guerra porque no supo defender la democracia.
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Gilbert Grellet es escritor y periodista. Exdirector de la oficina de la AFP en Madrid (2005-2010), acaba de publicar en Francia Un été impardonnable. 1936: la guerre d’Espagne et le scandale de la non-intervention. Albin Michel.
Traducción de Mónica Andrade.
AUTOR
Gilbert Grellet
"La religión es un insulto a la dignidad humana. Siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión".
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