por clara-mente el Mar Ene 03, 2006 1:04 pm
Extraigo parte de las declaraciones del militante de Aralar, Alex Larragoiti, publicadas en Gara:
….En estas fechas, aún más si cabe, se torna imprescindible la exigencia del respeto de los Derechos Humanos de los ciudadanos de Euskal Herria, de todos los ciudadanos, y más aún los de aquellos que se encuentran prisioneros en manos de quienes deben ser los principales garantes de los mismos, los estados.
……En las cárceles, la realidad son los aislamientos sistemáticos (para la ejecución de los mismos se llegan a inventar historias realmente rocambolescas), alejamientos, amenazas, agresiones y un rosario de conculcación de derechos;
….La situación es alarmante, y la realidad política de nuestro país la hace aún más alarmante; los presos son moneda de cambio para unos y, tristemente, su principal «elemento de cohesión interna» para otros.
…..La amnistía es el principal reto de los próximos años y el reloj corre en contra de los intereses de quienes aspiramos a ella. Creo que ETA debiera asumir que queda un año y medio para las próximas elecciones y que no se trata de que en una escenificación de negociación la gente les perciba de una forma u otra, se trata de que la coyuntura política derivada del ascenso al poder del PP nos llevaría a una situación quizá irrevocable.
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El principal reto de los próximos años para este militante de Aralar es la amnistía. Pide a ETA que deje de matar no vaya a ser que pueda ganar el PP y la amnistía sea ya imposible.
Como hemos dicho alguna vez, Aralar se desmarcó de la violencia más por sentido práctico que por convencimiento moral o ético.
Y aquí nos lo demuestra este militante, de forma clara y explícita, después de denunciar en cada línea de su escrito la situación alarmante de conculcación de derechos humanos de los presos mientras no hace mención alguna a la situación insoportable de los amenazados, extorsionados, de los familiares de los asesinados, de los exiliados… ETA debe dejar de matar para que la amnistía pueda tener alguna posibilidad de éxito.
Así piensa parte de la sociedad vasca. Asqueroso.