Porque decir que sus decisiones son kafkianas o surrealistas (que también lo son), sería un piropo para un poder judicial que da pena y atufa. Si Montesquieu levantara la cabeza en España, se volvería echando leches a la iglesia de San Eustaquio en Paris, que es donde está enterrado. No es que el poder judicial en España aborrezca la independencia de Cataluña. Aborrece la independencia como concepto o cualidad universal, pues reniega de la suya propia...
En toda la secuencia de las sentencias y actuaciones de nuestro independiente poder judicial en el asunto de Cataluña, los buenos de Franz Kafka y André Breton se habrían puesto las botas:
- Audiencia Nacional, Juez Lamela (sin tiempo para preparar la defensa): prisión incondicional, sin fianza, para parte del ex-gobierno catalán
- Mismo día, Tribunal Supremo (presumiendo de ser más garantistas, dan 7 días para la defensa): libertad para parte del gobierno catalán y presidenta de su parlamento.
- Magistrado del Supremo, Juez llanera: Deja en libertad a la mitad del ex-gobierno y deja en la cárcel a la otra mitad (según su auto, esta segunda mitad tenía más probabilidades de reiterar el delito) (!!!!)
- Tribunal Supremo: Retiran la orden de detención internacional para Puigdemont y sus secuaces, por el acojono de quedar en ridículo ante la sentencia que emitirá la justicia belga el próximo día 14.
Está claro que nuestros 3 personajes (Montesquieu, Kafka y Breton), habrían dicho al unísono: Olé tus cojones!