LOS ANIMALES:
LAS VÍCTIMAS INDEFENSAS
¿Qué dicen personas célebres sobre
el comer partes de cadáveres
de animales?
“El profundo
respeto religioso
por aquello
que está por debajo
de nosotros, incluye naturalmente también
al reino animal,
e impone a los hombres
la obligación de respetar y proteger A
las criaturas que están por debajo de él“.
Goethe (1749-1832),
poeta alemán
Pitágoras (s.VI a. de Cr.),
filósofo y matemático griego:
“Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a él. Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar impávido a un atemorizado cabrito y se come el pájaro, al que él mismo ha alimentado, ¿cuán lejos está del crimen un hombre así?“
“La tierra regala riqueza profusamente y alimento pacífico. Y os brinda alimentos que están libres de muerte y de sangre“.
“Aquellos que matan animales y se comen su carne están más inclinados que los vegetarianos a masacrar a sus semenjantes“.
Jean Paul (1763-1825), poeta francés:
“¡Oh justo Dios! ¡Cuántas horas de martirio de animales sirven para dar al hombre un único minuto de gusto para su paladar!“
George Bernhard Shaw (1856-1950),
dramaturgo irlandés; Premio Nobel 1950:
“¡Los animales son mis amigos, y yo no me como a mis amigos!“
“Tanto tiempo como sean los hombres las tumbas andantes de los animales matados por ellos, habrá guerras en esta Tierra“.
Wilhelm Busch (1832-1908),
poeta y dibujante alemán:
“Una verdadera cultura humana existe solamente cuando no sólo el devorar a seres humanos, sino cuando todo tipo de deleite por consumir carne es considerado como canibalismo“.
“El cuchillo brilla, los cerdos gritan, al fin y al cabo hay que aprovecharlos. Pues cada uno piensa: “¿para qué necesitamos un cerdo si no lo aprovechamos del todo? Y todos sonríen, y roen igual que los caníbales, hasta que se diga, ¡qué asco! al jamón de Westfalen“.
François Voltaire (1694-1778),
filósofo de la ilustración y escritor francés:
“Cierto es que ese atroz baño de sangre que tiene lugar ininterrumpidamente en los mataderos y cocinas, ya no nos parece un mal. Por el contrario, consideramos estas atrocidades, que a menudo resultan pestilentes, como una bendición del Señor y le damos las gracias en nuestras oraciones por nuestros asesinatos. ¿Puede haber acaso algo más repugnante que alimentarse continuamente de carne de cadáveres?“
Plutarco (45-125),
filósofo y escritor griego:
¿Podríais realmente preguntaros qué motivos condujeron a Pitágoras a abstenerse de comer carne? Yo por mi parte me pregunto bajo qué circunstancias y en qué estado espiritual decidió un hombre tocar sangre con su boca, llevar sus labios a la carne de un cadáver y adornar su mesa con cuerpos muertos y en vías de putrefacción, y se permitió denominar alimentos a las piezas que poco antes habían bramido y gritado, que se habían movido y vivido. Seguro que no se trata de leones y lobos que comeríamos para autoprotegernos; a estos animales, por el contrario, no les ofrecemos ninguna atención, sino más bien sacrificamos animales inofensivos y mansos, sin aguijones ni colmillos, que sin más no nos pueden causar daño alguno. Por su carne les robamos el sol, la luz y la duración de la vida que les corresponde desde su nacimiento. Si queréis afirmar que la naturaleza ha previsto para vosotros este alimento, matad entonces vosotros mismos lo que penséis comer, pero con los medios que os ha otorgado la naturaleza y no con la ayuda de un cuchillo de matarife, de una maza o de un hacha“.
“Por un pequeño trocito de carne les robamos a los animales el alma, así como la luz del sol y la duración de vida, para la que fueron creados y para la que existen por naturaleza“.
“Los hombres no deberían nunca abandonarse tanto hasta el punto de tratar a las criaturas vivas como zapatos viejos y utensilios inertes y gastados que se tiran cuando ya no funcionan más. No deberíamos hacerlo ni cuestionarnos nunca los beneficios que se pueden sacar de seres vivos viejos, que apenas tienen algo o nada que ofrecer“.
Leonardo Nelson (*1927),
filósofo alemán:
“Un criterio infalible para valorar la honestidad del espíritu de una sociedad, es el ver hasta qué punto ésta reconoce los derechos de los animales; pues mientras que los hombres, en caso de necesidad cuando alguno es demasiado débil, pueden reunirse mediante coaliciones y el uso del propio lenguaje, para salvaguardar sus derechos, a los animales les está negada esta posibilidad de autoayudarse. Por ello queda a cargo de la justicia de los hombres en qué medida quieren respetar éstos por su parte los derechos de los animales“.
(Hay muchísimos más)
http://www.vida-universal.es/nocomascar ... sanimales/