por dick-turpin el Lun May 01, 2017 11:58 pm
Tras las últimas victorias en el Torneo Interventas contra “El Albatros Desorientado”, “El Murciélago Enfadado” y “La Gran Hada”, en “El Mirlo Blanco” no se hablaba de otra cosa que no fuera desplazarse a las Tierras Altas dentro de tres semanas para animar a sus tiradores en ese último enfrentamiento contra la venta de “El Druida Molón”, que se presumía como definitivo para obtener la clasificación que permitiera cruzar el canal la temporada siguiente y medirse a las más grandes del continente.
El bandolero, jarra en mano, permanecía silencioso en su mesa, impregnándose de esa riada de ilusión, con una sonrisa significativa en sus labios. A él le iban a decir nada cuando desde más de un mes antes ya tenía organizado el viaje para toda la banda: monturas, alojamiento, contactos… y “sponsorización”.
Se acerca el final de la temporada y la séptima posición provisional hace que, como suponíamos, el último partido contra el Celta se presente crucial.
En 2003 un ineludible motivo laboral nos impidió ir a Vigo. Este año pagaremos la deuda con nuestro Club y esperamos un gran resultado. A reseñar que cada puesto vale oro (literal).
Para esa fecha se prevé una gran concentración humana, lo cual, unido a que la gente irá bien dotada para hacer algún trato y comer y beber sin límite de calidad o cantidad, propiciará una situación pintiparada para la actuación de “artistas” como los miembros de la Hermandad.
Por otra parte, los ciudadanos de la Tierras Altas han tenido desde siempre fama de poco gastadores. Y ya se sabe: “El que guarda halla” (él u otro).
Nuestra segunda misión (tras los tres puntacos) se enfocará en las relaciones públicas, por ejemplo con las ostreras.
Pero, cuidado. Iremos muchos txuriurdin, por lo que habrá que ser precavido.
Una tarde de principios de los ochenta se disputaba en Atotxa el “partido del siglo” (entonces eran los Real Sociedad-Real Madrid). Un conocido nuestro terminó su consumición en El Álamo (enclave futbolero de Duque de Mandas) y, al intentar pagar, se percató de que le faltaba la cartera. Al oír su improperio otros clientes se apresuraron a comprobar si conservaban la suya y fueron unos cuantos los que no la encontraron.
Los rateros de cientos de kilómetros a la redonda se habían concentrado en los alrededores del viejo campo ante la previsión de multitudes alegres, confiadas y bien equipadas. Algo similar a lo que suele suceder en sanfermines o en localidades muy turísticas.
Ante la posibilidad de algún congreso de “amigos de lo ajeno”, deberemos tener mucha precaución. Ya empieza a anunciarse que vendrán profesionales del extranjero, incluso de las islas.
Estaba estudiando la posibilidad, ya casi decidida, de viajar disfrazados (y por supuesto separados, solos o en parejas).
No les convendría ser reconocidos por sus paisanos, ya que, de juntarse, estos serían un estorbo, además de que aumentaría el riesgo de identificación policial e incluso delación.
Llevamos algún tiempo sin viajar con el equipo y ya echamos en falta esa alegría de reunirnos con más txuriurdin lejos de casa.
Así que ya sabéis, compañeros.
Todos los que nos saludéis en la calle Pescadería estaréis invitados a una ostra. Una, que el marisco es indigesto.
¡¡ TODOS A VIGO Y DE AHÍ A EUROPA !!