por RiojArrieta el Lun Feb 19, 2018 8:40 pm
Rufus Salmón, abres charlas von similares contenidos y uno se descoloca.
Bien, coloco esta contestación aquí, pues parece que el enfoque es más generalista en el tratamiento de Hollywood en su relación con la política, aunque su contenido sea Oliver Stone, su Historia no contada de EEUU y las bombas de Hirosima y Nagasaki.
Un inciso previo.
"Artistas" de Hollywood, como tú los llamas, fueron o son John Wayne, Ronald Reagan, James Steward, Charlton Heston, Clint Eastwood, y otros muchos insignes del Partido Republicano.
Así que no lo tenéis todo perdido ni mucho menos, aunque con talantes como el de Trump son capaces de arruinar cualquier imagen.
Pero volvamos al tema.
Tu empeño en desacreditar "La Historia no contada de EEUU" y a su director Oliver Stone está condenado al fracaso pues cualquiera que haya visto y escuchado esta exitosa serie, ya estrenada en todo el mundo, se da cuenta enseguida de su calidad cinematográfica y de su potencial purificador ideológico.
Es purificador aunque, quizá, algunas de sus apreciaciones no estén atinadas.
Es que todo no es blanco/negro, en la política ni en la vida, Rufus Salmón (Con tal nombre, Rufus, deberías ajuntarte mentalmente con el más Marx de los Hermanos Marx, estos no sè a qué partido se decantaban).
Pero volvamos a Stone.
Lo que vale en la serie es su afán renovador de la política norteamericana y de su papel de lider mundial.
Esto último se basa fundamentalmente en que da una visión de EEUU rompedora y muy autocrítica. Es decir, los autores no son antipatriotas ni unos radicales izquierdistas. ¡Que más querrían sus detractores!. No. Tratan de analizar los hechos bajo perspectivas menos triunfalistas y egocentristas y màs críiticas, buscando, no la destrucción del estado o de la nación, sino su mejora en todos los aspectos y, sobre todo en uno: en la Honradez Pública basada en los Principios Fundacionales.
Hay que señalar que los màximos responsables de la serie son, el propio Oliver Stone, el historiador P. S. Kuznick y el guionista Matt Graham.
Centràndonos en el tema de la bomba atómicas sobre Japón la serie pone en entredicho la razón esgrimida por las Administraciones norteamericanas según la cual se pretendía únicamente acabar la guerra obligándo a rendirse a la potencia asiática y así, evitar las miles de víctimas norteamericanas que hubiese supuesto una invasión.
El argumentario de la serie puede resumirse en los siguientes puntos:
-Japón estaba pronto a rendirse. La Administración americana había advertido ya serios indicios de que esa rendición era inminente.
Precisamente el punto más problemático sobre la rendición era la figura del emperador japonés, un dios intocable para el pueblo. Muchos militares y políticos del ala dura de EEUU no estaban dispuestos a respetar esa figura. Otros sí.
A la hora de la verdad no se tocó al Emperador.
-En realidad las bombas no fueron el factor principal que motivó la rendición. Lo que inclinó a los líderes japoneses a rendirse fue la invasión de Manchuria por el ejército rojo de la URSS de Stalin, el mismo día que la bomba de Nagasaki.
Los japoneses veían con terror que las tropas de Stalin hollasen su suelo y observaron la facilidad con que los soviéticos habían barrido al ejército japonés en Manchuria, indicando que su propio solar se vería conquistado rápidamente. Se trataba de una potencia invasora, en realidad vecina y con una estructura ideológica, el comunismo, de lejana raíz europea, que los japoneses veían muy extraña a su idiosincrasia.
En este aspecto estaba también la certeza de que los rusos no respetarían la figura sagrada del emperador pues no olvidaban que los comunistas habían terminado con el suyo propio durante la revolución.
Por otro lado, es verdad que los daños de las bombas fueron terribles, pero los japoneses estaban acostumbrados al bombardeo de sus ciudades por los norteamericanos. Por ejemplo, Tokio había sido bombardeada convencionalmente a lo largo de la contienda. Se calculan en100.000 las víctmas mortales de tales bombardeos.
Así que los bombardeos de Hyrosima y Nagaski, aunque monstruosos no les impresionaron radicalmente en principio ya que, además, aún estaban por evaluar las terribles secuelas que la radiación residual les iba a originar.
-Un dato que contradice el núcleo del argumentario de la Administración Truman es que la tasación de los costes humanos no se había hecho de forma rigurosa. Nunca estuvo claro ese punto para Truman.
Y si no, veanse las declaraciones sucesivas tras las explosiones,
A los pocos días, Truman habló de un ahorro de algunos miles de víctimas americanas.
Más tarde fue subiendo y habló de 100000.
Posteriormente llegó a decir 500.000.
O sea, realmente no lo tenía claro, ni debía estar claro.
Bush padre, ya de presidente, habló de un millón de víctimas ahorradas con las bombas.
-La argumentación a favor de la bomba fue un proceso a posteriori. Previa al lanzamientto, dado que la materia era alto secreto, no hubo lugar para un debate público. Pero sí lo hubo para que, según se ha sabido, los científicos principales del Proyecto albergasen graves reservas morales y éticas. E incluso algún militar profesional. Y, por supuesto, el ala Wallace del partido.
Reservas que se convirtieron en protestas explícitas tras los lanzamientos.
Varios físicos pagaron su rebeldía con el ostracismo. Por ejemplo, el màximo responsable científico, Openheimer.
Einstein siempre tuvo una llaga abierta en su conciencia.
-O sea, la razón principal para las bombas no fueron los costes de una guerra prolongada sino otra guerra que la Administración preveía ya el escenario tras la Guerra Mundial: la Guerra Fría contra la otra gran potencia emergente: la URSS de Stalin.
Se trataba de decirle a los soviéticos:
"quietecitos, ved como estamos dispuestos a causar los mayores estragos. Cuidado, no os paséis o sufriréis terribles consecuencias".
Empezó la DISUASIÓN CONTRA EL COMUNISMO.
Pero los rusos no dejaron de pasarse entonces ni después. Al poco tiempo consiguieron la bomba y comenzó la carrera armamentística nuclear.
Y todavía seguimos en ello, y ahora todavía peor pues al Club de Potencias que puede acabar con la Especie Humana se han sumado unas cuantas más.
Así que es lícito gritarle a Truman y a todo su equipo:
¡En menuda mierda nos metistéis, cabronazos!.
Un saludo.