Le decía a un amigo americano que este cirio que le han montado no hubiese sido posible ni en Francia ni en Europa.
Como sabeis, 38 años después’ (caray que buena memoria) una señora le acusa de haber sacado, en un party bien regado por otras bebidas que el Coca Cola, sus distintivos masculinos y haberle pedido que los tocase. No sabemos si lo hizo yen ese caso fuese forzada a hacerlo. Pues bien, gracias al puritanismo anglo sajón, 38 años después esta juerga de adolescentes es un impedimento para ser juez.
En 1964, ya hace cierto tiempo, participé con mi casi novia, hoy mi esposa, a una juerga del mismo estilo. Era una cena de nuestro sindicato, de derechas, claro, en la que se nos pedía asistir en pijama. Y la cena era en un restaurante llamado el Coq hardi, que todavía existe en Toulouse.
Tras las libaciones habituales, se organizó un concurso para saber quien tenía el instrumento más largo y abultado. Era en un restaurante público, con clientes! Ni os cuento la excitación de las camareras.
Luego, como había dos chicas, mi esposa y otra universitaria, se pidió que se subieran encima de su mesa y que compitiesen para saber quien tenía los pechos más hermosos. Me opuse a ello, pero tuve que consentir que se hiciera con los sujetadores puestos.
Hubo denuncias? No. Repercusiones posteriores? Tampoco. Tan solo recuerdos fotografiados de nuestra vida estudiantil. Eso sí, no somos anglosajones, ni protestantes ni puritanos. Tan solo franceses.
Salmón, todavía conservo como reliquias las fotos de esa cena. Así pues te puedes imaginar la opinión que tenemos de los americanos por l’affaire Kavanaugh. Inaudita!