
Después de haber vibrado con las carreras de adoquines (e incluso con la Amstel), la flecha valona y la Lieja se han quedado en unas carreras que sí, que tendrán mucho nombre y tal, pero son un tostón. Es como comparar una etapa llana de gran vuelta con una de alta montaña.
Ahora Giro y Tour... la próxima clásica, la donostiarra.