por euskohispaniarra el Lun Abr 15, 2019 3:59 pm
En el País Vasco y Navarra ocurre tradicionalmente algo similar a lo que se ha venido viendo los dos últimos años en Cataluña, y es que lo que muchos consideran "normalidad", "convivencia", "paz social"... consiste sencillamente en que las personas que no comulgan con la ideología nacionalista no se expresen públicamente, no se signifiquen, no ocupen el espacio público que es monopolio del nacionalismo. Tú puedes ser simpatizante del PP, del PSOE o de Ciudadanos (de VOX no, que eso es fachas malos), nadie te va a pegar una paliza, vas a hacer tu vida, a tener tus amistades... siempre y cuando limites tu militancia a la esfera privada (familia, amigos cercanos) y no se te ocurra presentarte a las listas de tu municipio, participar en actos políticos, poner mesas informativas, pegar carteles, protestar públicamente contra homenajes a asesinos, oponerte en público a los nacionalistas...
¿Qué ha pasado últimamente en Cataluña? Pues que el sector nacionalista de la población se había acostumbrado a hacer del espacio público su cortijo particular. Si había pintadas, eran lemas nacionalistas; si había banderas, eran esteladas; si había mítines o manifestaciones, eran nacionalistas; si había entrevistas en la televisión local, eran mayoritariamente a nacionalistas. Cuando grupos de vecinos empezaron a luchar activamente contra esta monopolización del espacio público (retirando banderas separatistas de edificios públicos, quitando lazos, arrancando carteles, borrando pintadas, participando en manifestaciones contra el prusés...) asistimos a una criminalización de estas personas: son fascistas, van contra la convivencia, están generando odio, son matones violentos, están atacando la libertad de expresión...
En Euskadi y Navarra ha existido un ambiente mucho más opresivo y violento que en Cataluña, y por tanto esta "rebelión" pública de los no nacionalistas, esa reivindicación del espacio público como algo que pertenece a todos y no sólamente a los abertzales, no se ha dado ni creo que vaya a tener lugar jamás. La mayoría de la gente no quiere problemas. Ya no te van a matar, ni te van a destrozar el negocio familiar, pero existe un miedo a que te condenen al ostracismo y a la muerte social. Nadie quiere que se metan con sus hijos en la escuela porque su padre se ha presentado para concejal del PP en su localidad. No quieres que te insulte cualquier cafre cuando pasees con tu familia o regreses de un acto del partido. No te apetece estar pensando en que te pueden joder la cerradura de casa con pegamento o te pueden rallar el coche cualquier día. No tienes ganas de cerrarte puertas a nivel laboral porque un posible contratador no quiere que lo asocien con alguien de tu perfil. No tienes ganas de que algún vecino o conocido te retire la palabra por significarte públicamente contra la ideología hegemónica.
Ésto es lo que hay por aquí, y quien lo niegue miente como un bellaco o desconoce la realidad vasca y (en menor medida) navarra. Si existe lo que algunos llaman paz social y convivencia es porque la población no nacionalista sencillamente no reclama su derecho a expresarse y ocupar el espacio público en pie de igualdad con la población abertzale. Convivencia y normalidad son eufemismos para decir "el espacio público pertenece al nacionalismo, y no vas a tener ningún problema mientras no pongas este dogma en tela de juicio". Cualquier cosa que se salga de este principio básico será considerado provocar, generar tensión, polarizar la sociedad, auge de la extrema derecha o del fascismo, ser antivasco, ser español, odiar Euskadi, ser un colono... y las "consecuencias" de tu significación van a ser justificadas y legitimadas, como hemos visto ayer en el foro o en redes sociales con el tema de Rentería.