Jacques escribió:
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La eternidad, querido Elfiltrado, la que teóricamente conocerás antes que nosostros, (ya nos contarás desde el más ayá), tan solo, para un cristiano, solo Dios la conoce. No nos es, por mucha razón y materia gris que tengamos, concebir algo que está fuera de nuestro alcance, de nuestra naturaleza.
Pero joder! no hay que rendir las armas. Lo que molesta es cómo Dios, si existe, puede vivir en un eterno presente, y habernos dejado libres. Me explico, El sabe lo que va a ocurrir, puesto que lo está viviendo, y nosotros, como tontos, discurriendo sobre el Bien y el Mal, lo que debemos hacer etc. Y Dios, desde arriba, cachóndeandose viéndonos correr como tontos de un lado para otro.
En realidad, si Dios existe, este está fuera del tiempo. Presente,futuro, pasado, no son sino conceptos materiales y por lo tanto humanos. Dios es la Libertad en acto, en acción. Y parte de esta es la que hemos heredado. La libertad nos permite evadirnos del presente, construir algo que tenemos dentro de nosotros. El futuro es como una valla que tenemos por delante y que hay que saltar. Pero antes de hacerlo,de saltarla, ya estamos encima del andamio y viendo sus consecuencias futuras. Y yo o tú, queremos saltarla y otros no.
Sartre decía que nunca fuimos tan libres como durante la ocupación alemana. Nuestra elección, nuestro deber, era simplísimo: aceptarla o rebelarnos e integrar la resistencia en los bosques. Para él no había más que dos opciones.
En su doble naturaleza divina y humana, en el bosque de los olivos, Cristo sudó lágrimas de sangre ante el calvario que se presentaba. Pero que tu voluntad sea hecha, dijo, como hombre, al Padre.
Y todo esto por amor a nosotros. Increible, sobrehumano, pero tan cerca de nuestro corazón!
Sí Elinfiltrado. Lo sé. No entiendes, como muchos de nosotros. Tan solo con el corazón, que no conoce ni el futuro ni el pasado, puede aproximarse a su entendimiento.
Un saludo a todos
Estimado Jacques, venciendo el natural pudor, me voy a atrever a escribir lo que sigue.
No sé si, como dices, tienes la filosofía oxidada o no, lo que si se observa en tus palabras es claridad vital y una fe viva y alerta. Se vislumbra en tu verbo a un hombre de acción. Creo que has sido protagonista de tu propia vida y que la fe que te acompaña y ha acompañado, con independencia de tus alineamientos ideológicos, no ha sido nunca un recurso burgués de acomodaticio y ventajista.
Reprochas a tu Dios que Él se halle tan tranquilo, al tanto de todo, pasado, presente y futuro, sabiéndolo todo, mientras que tú, su hijo, se las tiene o ha tenido que ver con las encrucijadas vitales jodidas, con las situaciones conflictivas, con problemas de difícil o imposible solución. Esa realidad donde cualquier alternativa es mala y lo óptimo no es lo bueno sino lo menos malo si lo hubiere.
En esa clave creo que planteas esos dilemas sartrianos donde solamente caben dos alternativas y por lo tanto se sabe y siente facilmente cual es la conducta apropiada y la libertad en la acción.
Creo que de forma consciente o no, te basas en unos postulados existencialistas, un existencialismo cristiano, donde la vida, la existencia, no de modo teórico sino práctico, es la fuente de la sabiduría, de tu sabiduría.
Por ello no te limitas a definir a Dios conceptual y friamente sino como la propia Libertad, el fundamento de la libertad humana. Como el faro y guía del hombre, ese ser que avanza a ciegas entre los torbellinos y las tormentas.
Por eso te alineas con un filósofo-teólogo y gran creyente, paisano tuyo, Blas Pascal, cuando dices que a Dios y Cristo se llega con el corazón. "El Corazón tiene razones que la Razón no entiende".
Y, como se está hablando en esta charla del tiempo, aprovechas con lucidez y afirmas que, efectivamente, en el Corazón no existe el tiempo al modo físico terrenal; en el Corazón es plausible esa Eternidad omnicomprensiva y totisimultánea. Por el Corazón a Dios. Ese es el mensaje de Cristo, dices. El Amor.
¿El Amor, un marcador de la Eternidad?
Siempre te preocupan esos aspectos directos, vitalistas y existenciales. No te quedas en los análisis filosóficos, fríos y de biblioteca.
Tus proposiciones, que las expresas con humildad intelectual, con llaneza, suenan siempre a vida y a inmediatez.
Te he de confesar, Jacques, que tus palabras y opiniones, esté o no de acuerdo con ellas, siempre me valen.
Son referencia.
Mi respeto y un abrazo.