Leer a aficionados de la Real pasar de puntillas de una jugada clave para después rematar diciendo que no estamos jugando tan bien es alucinante.
Ayer, salvo 15-20 minutos en la primera parte, la Real sometió al rival en su campo. Tiempo en el que generó 2 ocasiones, nada más. Mientras, tuvimos dos disparos al palo y un portero en un gran momento que saco un par de jugadas claras de gol. Marcamos un gol 100% legal en el minuto 65 (no en el 95) en un guion que ya lo quisiera Imanol para todos los partidos. Pero, ¿cómo te sobrepones psicológicamente a una injusticia que te hace sentir impotente? esas cosas le sacan a cualquiera de un partido. Para más inri el gol de ellos es un rebote. Con esas, el equipo siguió buscando el empate. Partido completísimo dadas las circunstancias, más que el de el Sadar o contra el Mallorca, que aquí se aplaudían como paradigmas de oficio, de madurar el partido, de saber aprovechar los momentos. Ayer el partido era ese mismo partido de madurar el partido, de saber apretar en el momento adecuado, marcando el gol que abre la lata y que se veía venir en un instante que es fruto de la insistencia y el buen hacer, y que solo una aberración impidió que siguiera desarrollándose como estaba planeado.
Es el árbitro y solo el árbitro el que impidió que obtuviéramos 3 puntos en un partido redondo con muchos cambios tácticos y bajas sensibles, que nos habrían mantenido segundos a 1 punto del líder. Y aquí la peña con las gafas de sol y el gin tonic despatarrados en una terracita diciendo que no metemos goles.
Ayer partido de 0-2, tres puntos, puñetazo en la mesa y a recibir al Madrid con las venas palpitándonos en la yugular. Pero nada. Que no íbamos 0-4 al descanso.