Jacques escribió:Silver
El del « buenismo » es que si aceptan que existen diferencias dentro de las especies, como ley de la Naturaleza, el dogma de la igualdad se les viene abajo. Porque si bien las diferencias físicas es imposible refutarlas, rehusan las diferencias de orden cognitivo.
Occidente ha olvidado que es el cristianismo el que introdujo la igualdad entre los hombres de toda raza y educación. Todos hijos de Dios e iguales en dignidad. Ama al prójimo como a tí mismo, dice el Credo.
Se trata pues de una igualdad espiritual, la de hijos del mismo padre. Como esta idea es la base de la civilización occidental, olvidando al Padre, queda pues la igualdad a secas y con ella el individualismo exacerbado.
La primera consecuencia es el olvido de la noción de persona. Una persona es un individuo « en situación » decía Sartre con razón. Estamos condicionados por la familia, por la sociedad en la que vivimos, forzosamente diferentes de las personas de otras civilizaciones y costumbres.
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¿QUÉ ES LA LIBERTAD?
Jean Paul Sartre, uno de los máximos referentes del existencialismo, decía que en esta vida no hay valores ni órdenes que legitimen nuestra conducta, ya que Dios no existe, por eso estamos "condenados a ser libres". Estamos solos en este mundo y somos los únicos responsables de nuestras acciones.
Pero ¿somos libres realmente? ¿Sabemos qué es la libertad en sí? ¿Es una utopía? ¿Lo que nos condiciona nos quita libertad? ¿Lo que nos imponen no invade nuestra libertad? ¿Existe la libertad?
Filosofia Aletheia
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¿Sabías que Jean-Paul Sartre y Albert Camus, fueron amigos, muy buenos compañeros y luego protagonizaron una polémica intelectual gravitante, donde terminaron literalmente "sacándose chispas"?
A raíz de la publicación del ensayo: "El hombre rebelde", Camus recibió una dura respuesta por parte de Sartre en: "Tiempos modernos", donde encabezaba su dirección.
Sartre le indicaba a Camus que su "rebeldía era meramente estética".
Ambos autores estaban ligados al "existencialismo", pero tenían diferencias.
Camus sostenía en ese ensayo que el ser humano tiene una esencia, una naturaleza humana, y que esa esencia se relacionaba con una moral cuyos principios trascendían las vicisitudes de la historia.
Sartre, en cambio, no creía en eso: el ser humano era devenir puro, existencia concreta. De hecho: "la existencia precede a la esencia", solía decir en más de una oportunidad y esa tesis se volvió particularmente célebre en su conferencia: "El existencialismo es un humanismo". En cuanto a la historia, lo era todo precisamente porque la Historia era lo que el hombre hacía en un universo sin Dios.
Aunque sin Dios en un mundo de absurdidad, para Camus había principios de moral previos; para Sartre no había nada, sólo un hacerse.
Sartre coincidía con Camus en afirmar que los crímenes cometidos por el estalinismo eran atroces, pero también creía que no había manera de escapar de una elección inevitable: capitalismo o comunismo.
No había una tercera vía, un tercer camino. Nadie podía creerse por encima de esa elección.
Se estaba con un frente o con el otro. De acuerdo con Sartre aquellos intelectuales que, para cumplir con sus conciencias, se ubicaban por encima de los contendientes (los Estados Unidos y la URSS), y emitían sus opiniones desde la cima de una pureza y de un saber absolutos, en el fondo, le hacían el juego a uno o a otro de los contrincantes.
Para Sartre, peor que el totalitarismo soviético era el capitalismo que condenaba a la mayoría de la humanidad a la pobreza, a la ignorancia, a la explotación.
En ese contexto, no había neutralidad posible. Lo que correspondía era ejercer un realismo que obligaba al compromiso.
Varios de los dirigentes izquierdistas que más tarde tomarían las armas en el Tercer Mundo y participarían en las guerrillas, sin duda, habían leído a Sartre y conocían la polémica que éste había mantenido con Camus.
De hecho, Sartre llegó a prologar: "Los condenados de la tierra".
Y el propio Ernesto Guevara recibió en La Habana a Sartre y a su compañera Simone de Beauvoir.
Contra aquella posición "realista" de los sartreanos, se alzaba la voz de Camus, para quien el fin no justificaba los medios. No todo está permitido.
El terror que había implantado Stalin para imponer las ideas comunistas de solidaridad y justicia social no era mejor que la barbarie hitleriana o que el sistema capitalista.
El propio Camus había sido director de: "Combat", una publicación clandestina antinazi.
El reino de la justicia de distintos credos políticos dice Camus, que llegaría al final de un camino , terminaría salpicado de sangre y de despotismo, contaminado para siempre.
En verdad, por esos medios violentos, jamás se llegaría a la meta ansiada.
Según Camus, los asesinatos en masa acabarían con las ideas de libertad e igualdad.
Y el terror sólo puede engendrar monstruos.
También alertaba sobre el peligro de endiosar figuras en el devenir histórico.
Esta posición intelectual de Camus se puede rastrear en su obra teatral: "Los justos", ambientada en la Rusia zarista prerevolucionaria.
¿Cuándo se mata por un fin político qué se busca? ¿Se está justificado todo por un ideal?
Mientras que esta posición sartreana se refleja bien en la obra teatral: "Las manos sucias".
Tanto Sartre como Camus eran considerados autores de "izquierda", pero el progresivo distanciamiento del marxismo por parte de Camus se produce por el desencanto del autor ante el Partido Comunista, al que se sintió atraído en su juventud —llegó a militar durante dos años en Argelia—.
No entendía como el espíritu de partido podía evitar que todos repudiasen aquella ideología: el gulag o "el efecto concentracionario", como él lo llamaba, no dejó nunca de parecerle un escándalo insoslayable.
En sus "Crónicas", Camus dice:
"El miedo es una técnica. Vivimos en el terror porque ya no es posible la persuasión, porque el ser humano no puede volverse hacia esa parte de sí mismo que reencuentra ante la belleza del mundo y de los rostros; porque vivimos en el mundo de la abstracción, el mundo de las oficinas y de las máquinas, de las ideas absolutas y del mesianismo sin matices.
Es asfixiante esa gente que cree tener la razón absoluta, ya sea con sus máquinas o con sus ideas".
Ambos autores serían Premio Nobel de Literatura.
Sartre lo rechazó en 1964, Camus fue el autor más jóven (luego de Kipling) en recibirlo, en 1957.
Recomendamos todas las obras de ambos autores.
Camus es de más sencilla lectura que Sartre, ya que el segundo tiene tratados filosóficos muy complejos (el más conocido es "El ser y la nada"), para entrar a la lectura de Sartre conviene: "La naúsea" o "Las moscas", "A puerta cerrada" (teatro).
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