El perdón y el arrepentimiento son actos íntimos que debemos saber respetar. Sin embargo, convertidos en espectáculo audiovisual, se convierten en perversos instrumentos en manos de la cirugía política.
El terrorismo es un tumor.
Veo en la película el blanqueamiento anal de un cuerpo social putrefacto, El éxito de la película, no dudo que éste se va a producir, confirmará mi diagnóstico: somos una sociedad enferma y el tumor sigue ahí... Vivo.... Blanquearlo no significa extirparlo. Más bien, todo lo contrario.
La película es la metástasis del tumor.